6 de diciembre de 2013

Ensayos de película (literalmente hablando) PARTE I

las ultimas entradas que he escrito aquí tan tenido que ver con trabajos de universidad, hoy revisando en mi computador encontré dos ensayos que me toco redactar para historia y apreciación del cine (también conocido como mi ramo teórico favorito) que puedo decir, ver películas y hablar de ellas de verdad que es una de mis cosas favoritas.





Este es el ensayo de la película y de lo que pienso de ella, de cómo la vi, trate de entender, el resultado y unas pocas cosas más…

Si el titulo no lo convence a ponerme una buena nota a continuación esto cambiará.

Primero que todo quiero decir que a la hora de escribir un ensayo de una película, libro, chiste de condorito, etc, lo mejor es hacerlo apenas la vió, leyó o después del “plop”, así uno tiene las imágenes y recuerdos frescos. En mi caso, escribo esto un día antes de la fecha límite, no por flojo, si no por temerario.

Quise adentrarme un poco más en el tema del señor Favio así que llame a la persona más vieja que conozco, mi nonno Juan (hasta tiene nombre de viejo) se la pasa todo el día viendo el TCM y/o arreglando cosas que el rompió. Lo único que me dijo es que según el como cantante no era muy bueno y que solamente había escuchado hablar de sus películas, después se me fue por las ramas y me decía por que el tango era la mejor cosa que jamás había existido ¿Por qué les cuento esto? Ni yo lo tengo muy claro.

Volviendo al tema central, la película “Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más...” o mejor conocía como “Las peleas de gallos son como metáfora de los triángulos amorosos en un título extremadamente largo solo porque si” cuenta la historia de este tipo “el Aniceto”  un galán flacucho y vividor que se dedica a las peleas de gallos, vive en una pieza donde el único mueble es su cama en un pequeño pueblo y porque ha ganado un par de veces se cree lo máximo.

El sale con esta señorita, la francisca, la buena, la santa y la fome, ella es la vecina que siempre está para el pero este la tiene solo pal’ mambo (y no se si lo apoyo pero ella es algo desabrida para mi gusto).

Entre peleas de gallos (que por el bien de la película PETA aún no se fundaba) vemos como él es un ganador en todo sentido, le pagan por dejar que su gallina haga nuggets a la otra y se acuesta con la santa del pueblo, si se dan cuenta cualquiera con esas metas en la vida se aburriría fácilmente y nuestro amigo el Aniceto no es la excepción.

La cosa se pone interesante cuando van a ver la mejor obra de teatro jamás creada (Shakespeare se revuelve en su tumba después de que escribo esto) donde literalmente un ángel viaja a salvarle la vida a una señora retando al malo a un duelo de espadas (en mi opinión la obra merece su propio ensayo aparte). Entre tanta acción nuestro amigazo se fija en otra mujer sentada cerca de ellos, Lucia es la guapa putita del pueblo, usa en exceso el delineador y obviamente eso le da un súper sex-appeal, lo que hace que nuestro compadre quede hipnotizado (yo no lo culpo).

Como galán que es no pierde la oportunidad y saca todo su repertorio de macho alfa para conquistar a la putita, le canta mamonamente y le baila cochinamente (la mejor mezcla), hasta le regala el anillo que ha pasado de generación en generación en su familia desde que su tátara abuela lo trajo escondido dentro de un pan desde el viejo continente (creo que la cosa no era así, pero es más interesante que decir que simplemente lo compro).

Como es macanudo hasta no poder más, no termina con Francisca añadiendo así a su curriculum la profesión de malabarista profesional. Tristemente ser malabarista profesional no funciona muy bien si vives en un pueblo que tiene 20 personas contando a las gallinas. Un día Francisca ve como lucia lleva puesto el añillo familiar de los gemelos fantásticos y deja al pobre Aniceto, este se dice: No hay problema papurri aún me queda la mujer delineador. Triste para el que la cosa tampoco le dura mucho por que como sabemos, ella es la gran putita del pueblo y ZAZ! esta lo manda a volar más rápido que el maestre Aemon envía sus cuervos en el muro (tire una referencia a Game of thrones solo porque si, si no la entendió usted está muerto para mi).

La cosa es que ahora el compadre Aniceto esta más solo que uno un sábado en la noche y además no le queda nada de plata por que todo se fue con el famoso anillo (parece que no era nada de la abuelita) así que vende a la gallina cocoroca al papá de la vecina para poder irse de copas (en verdad ahí lo entiendo, si el mismo día me dejaran dos mujeres estaría en las mismas), al final le dan unos pesos por la gallina y se va a tomar en la única taberna del pueblo.

Después de un rato se sube a la pelota y no se le ocurre nada mejor que dárselas de ladrón e ir por su gallina cocoroca, no sé como pero logra saltar el muro y llega hacia donde está su ganso de los huevos de oro (¿Vio lo que hice ahí? Metáfora aviaria), con ella en sus manos se dispone a escapar pero las cosas no salen como espera y le disparan por secuestro frustrado resultando en su muerte.

¿Qué aprendimos con la película del señor Favio? Que los gallos de batalla no se deben venden tan barato, no hay que jugar con las mujeres y nunca apostar a más de una gallina loca, porque así no ganas nada. Cinco gallinas doradas, solo porque quería ver más de la obra de teatro (enserio que era lo mejor de la película).

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